Ministerio del Aire
Antología 1973-2003
López, Elsa
La poesía de Elsa López encierra, como el mar de Santa Cruz de LaPalma, diferente oleaje. A su ritmo, se balancean pecios de antiguosnaufragios, gladiolos de inocencia, encendiadas rosas rojas de pasióny ramos de claveles recién cortados. Y la marea los lleva y los trae,los aproxima y los aleja en ese ir y venir constante de la existenciaque se percibe en toda su obra, a veces de un modo denotativo, a veces simbólico, pero siempre coronada por la espuma de un lenguaje quepersuade más que brilla, que insinúa tanto como dice y que emocionasiempre por su secreta naturalidad. Entrar en su obra es como penetrar en un mundo cerrado y, al mismo tiempo, sin fronteras, en el que elmar extiende su dominio ante los ojos que miran entristecidos esecruzar de barcos por un imaginario horizonte por donde se pierdenantiguos recuerdos y del que regresan navíos cargados de esperanza: El barco nos aleja. Apoyada en la espuma veo morirse la isla, el verde y la costumbre de sus viejos balcones. Pero no siempre los ojos de lapoeta miran el mar. En otras ocasiones, sus aguas son el ancho espejoen el que se dibuja el paisaje de la "Isla bonita". La visión de LaPalma aparece constantemente en su obra como lugar sagrado dentro delcual se van a desarrollar gran parte de las experiencias vitales delsujeto lírico. Sus paisajes de inusitada variedad están poblados debosques de tilos y eucaliptos, de medianías plataneras, de rutas delava, de llanuras arcillosas. Y junto a todo ello, acantiladosabruptos y mansas calas. Todo salpicado de mangos, tebaidas, dragos ,tunos y brezos: ...Y recuerdo el olor. Recordó las tarjeas al bordedel cantero, las plataneras, el hinojo y los tunos al filo de la veta, las lágrimas de azúcar comiéndose los higos escondida en los bardos,y el café desgranado dentro de la alacena.
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