Carrete de 36
Castillo, Fernando
Bajo cubierta marsellesa, náutica e inmortal de nuestro común amigo Bernard Plossu, lo que el lector tiene entre sus manos es una sugerente colección de treinta y seis instantáneas fotográficas, todas ellas en blanco y negro, y de la autoría de un escogido ramillete de artistas de la cámara, reunidas (a modo de museo imaginario) y analizadas por Fernando Castillo, historiador, escritor y tintinólogo, ocasional practicante también del arte de la fotografía, y del de los pinceles. A la vista de este personalísimo repaso a los frutos de un arte cuya aparición a comienzos del siglo XIX revolucionó todos los demás, pensamos en aquello de Godard de que hay que meterlo todo en una película. Pese a que sólo se trata de una selección breve, el madrileño ha metido en este libro, en apretada síntesis, todo o casi todo lo que le gusta, las ciudades y los agentes dobles, los años oscuros y los días luminosos, los carteles y las passantes, los neones y la arquitectura funcionalista, los submarinos y los cafés... Desfilan por sus páginas fotografías realizadas a lo largo del siglo pasado por Rodchenko, August Sander, Germaine Krull (vía no una obra propia sino una foto encontrada que le hace pensar en ella), Ilse Bing, Herbert List, Sudek el pragués, los porteños Horacio Coppola y Saamer Makarius, Tina Modotti, Dorothea Lange, Manuel Álvarez Bravo, el subjetivista Otto Steinert, Ernst Haas, Nicolás Muller, Jesse Fernández, el propio Plossu... Más cantores obsesivos de París (en la estirpe de Atget) como Cartier-Bresson, Izis o Willy Ronis, o de Nueva York (en la estirpe de Stieglitz) como Steichen, Weegge o Winogrand. No faltan los traspapelados: Horácio Novais, fotorreportero que supo decir como nadie la Lisboa City of Spies de los años de la Segunda Guerra Mundial; el doliente narrador francés Luc Dietrich en su faceta de fotógrafo; el napolitano y metafísico Giuseppe Cavalli; o allende el Estrecho, el africanista Bartolomé Ros, o el tangerino e improbable Félix Candel (el penúltimo libro del autor, por cierto que autoilustrado con fotografías, es sobre esa ciudad mítica), me sospecho (pese a la bibliografía citada) que más primo hermano de Jusep Torres Campalans o de Pavel Hrádok que del autor de Donde la ciudad pierde su nombre. En definitiva, un libro coral, de alta intensidad literaria, que hará las delicias de los amantes de las ciudades, de la fotografía, y de la escritura sobre ciudades y fotografía. Juan Manuel Bonet
Fernando Castillo (Madrid, 1953) es ensayista y escritor, autor de varios libros y numerosos artículos en revistas universitarias y especializadas. Entre sus libros destacan los dedicados a la cultura y la historia contemporánea: Capital aborrecida. La aversión hacia Madrid en la literatura y la sociedad, del 98 a la postguerra; Tintín-Hergé. Una vida del siglo XX; Madrid y el Arte Nuevo. Vanguardia y arquitectura 1925-1936; Noche y niebla en el París ocupado. Traficantes, espías y mercado negro; París-Modiano. De la Ocupación a Mayo del 68; Los años de Madridgrado; Españoles en París 1940-1944. Constelación literaria durante la Ocupación y La extraña retaguardia. Personajes de una ciudad oscura. Madrid 1936-1943. También ha dedicado trabajos a los dos últimos siglos medievales y los comienzos de la Edad Moderna en el ámbito de la literatura, el arte y la polemología como Estudios sobre cultura, guerra y política en la Corona de Castilla (siglos XIV-XVII) y Un torneo interminable. La guerra civil castellana del siglo XV. Ha sido responsable de la edición y prologuista de diferentes obras y ha impulsado y comisariado exposiciones de arte como las dedicadas a Luis Bagaría, Carlos Sáenz de Tejada y Joaquín Valverde, o Tomás Ferrándiz, así como a la obra de Patrick Modiano, a las aventuras de Tintín, a la relación entre pintura y literatura en los años de entreguerras como «Ciudades literarias: Lisboa, Tánger, Trieste, Argel, Estambul y Shanghái» y «El viaje y el escritor 1914-1939», esta última, al igual que la dedicada a las ciudades de Ramón Gómez de la Serna, con el artista Damián Flores. Entre las exposiciones de fotografía realizadas destacan las referidas a la fotografía en el Museo Naval y en el Museo del Ejército, a la combinación de poesía y fotografía por medio de las obras de Juan Manuel Bonet y de Bernard Plossu, al argentino Grupo Fórum y al fotógrafo cubano Jesse A. Fernández.