Arte y Liturgia en los Monasterios de Dominicas de Castilla
Desde los Orígenes Hasta la Reforma Observante (1218-1506)
Pérez Vidal,Mercedes
En 1218 santo Domingo fundó en Madrid el segundo monasterio femenino, tras Prouilhe, vinculado a la Orden de Predicadores, y el primero en la Península Ibérica. Coincidiendo con el 800 aniversario de la muerte del fundador, acaecida en 1221, ve finalmente la luz la primera monografía dedicada al estudio de las dominicas en Castilla. Así como los dominicos situaron el oficio divino en el centro de la vida religiosa de las monjas desde los orígenes, este estudio toma la liturgia como prisma a través del cual analizar no solo el uso y función de objetos, imágenes y espacios monásticos, sino todo el contexto cultural, devocional, legislativo y social de las fundaciones femeninas de la orden en la llamada «Provincia de España». Se inserta en el llamado «liturgical turn», que, lejos de ser una moda, se muestra aquí como una vía absolutamente necesaria para superar los horizontes metodológicos existentes en el estudio de los monasterios de dominicas en Castilla. Tal perspectiva ha permitido integrar los avances en otros ámbitos: musicología y estudios sobre liturgia, estudios de género, estudios literarios, historia institucional de las órdenes religiosas, historia cultural, antropología, etc. Los dominicos conjugaron la aspiración a la uniformidad legislativa y litúrgica con la flexibilidad y adaptación al medio. Por ende, carecieron de un modelo monástico ad hoc y su arquitectura mostró gran diversidad tipológica y formal. En los monasterios femeninos las diferencias vinieron definidas por la clausura, observada de forma desigual, por el marcado papel del patronazgo particular y por el peso que tuvo la creación de una idiosincrasia propia. Así pues, el presente libro se suma a los aún escasos trabajos dedicados a la topografía sacra y la funcionalidad espacial en los monasterios femeninos en la Península Ibérica, al creciente interés por el estudio de redes femeninas y religiosas, y a la
revisión del papel de las mujeres en diversos procesos artísticos y culturales. Permite además situar a las dominicas castellanas en el más amplio contexto de la Orden de Predicadores, por un lado, y del monacato femenino europeo, por otro.