Alexandros
Manfredi, Valerio Massimo
¿Quién no ha oído alguna vez hablar de Alejandro Magno? Rey de Macedonia cuando aún no contaba veinte años, logró lo que ningún griego de su época habría imaginado siquiera: conquistar toda la parte oriental del mundo conocido. Sus gestas, más propias de un héroe épico, se conocieron de África a China, de Europa al mundo árabe. Pero ¿quién era en realidad ese joven de personalidad tan arrolladora? Todo en él era extremo: culto y refinado como pocos -Aristóteles fue su maestro-, podía también convertirse en un bárbaro brutal y matar sin razón aparente. Era capaz de llorar y reír al mismo tiempo, jurar amor y prometer la muerte. Su sueño: crear un mundo nuevo sin griegos ni bárbaros, sin vencedores ni vencidos. Solo su temprana muerte, ocurrida en extrañas circunstancias y en plena cumbre de su poder, le impidió culminar su obra. Esta es su historia...
Años después de la muerte de Alejandro Magno, Tolomeo, su amigo y compañero de batalla, nos cuenta su historia. Una historia de guerra y triunfo, de batallas y conquistas, y también de amistad y coraje.
Alejandro nace en el año 356 AC en Pella. Es hijo de Felipe II, rey de Macedonia. De muy pequeño, se separa de su familia para traladarse a Mieza, donde debe recibir las doctrinas del maestro Aristóteles, quien rápidamente descubrirá en él dos temperamentos opuestos y complementarios: el ser culto, refinado y amantes de las artes; y el guerrero impetuoso, barbárico, con una inquietante sombra en su ojo más oscuro. Una vez finalizados sus estudios, Alejandro se dedica a guerrear contra sus enemigos: el primero, Grecia. Las victorias del joven contrastan con sus problemas de familia: la segunda boda de su padre con la joven Eurídice, los celos de su madre Olimpias, el temor de ser excluido de la herencia... Y cuando su padre, el rey Felipe II, es asesinado por un desconocido, Alejandro, roto de dolor, se propone dar con el criminal. Paralelamente, sus campañas militares prosiguen y Alejandro logra arrasar Tebas y unificar Grecia bajo su mando. Sus conquistas no han hecho más que empezar: en la primavera de 334 antes de J.C Alejandro cruza el Helesponto y llega a Asia. Su ejército consta de treinta y cuatro mil infantes y cuatro mli caballos. Gracias a sus brillantes dotes de militar y estratega, sus sueños imperiales se van materializando: logra derrotar al opulento imperio persa y llega hasta la India lejana y misteriosa. En Egipto el oráculo de Amón le revela su origen divino y allí funda la ciudad de Alejandría, destinada a ser la ciudad más bella del mundo.
A pesar de todas sus victorias, Alejandro, muy afectado por el resultado de la investigación del asesinato de su padre, que involucra a su madre, y por la muerte de su mejor amigo, sufre terribles pesadillas. Y poco después fallece en Babilonia a los 33 años, no sin antes despedirse de cada uno de sus fieles amigos.