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de LAIRD, MARTIN
de LAIRD, MARTIN
Hay una unión primigenia entre Dios y el ser humano, y aunque se trata del hecho más simple y esencial de nuestra vida espiritual, senecesita una vida para materializarlo. La razón de nuestra ignoranciaes el constante ruido y el parloteo interior que genera la ilusión deestar separados de Dios. Nuestra cultura nos educa mayormente para que fijemos la atención en ese ruido superficial, que, a la vez, prolonga la ilusión de Dios como un objeto distante que debemos buscar, puesestamos convencidos de que nos falta. Y entonces, uno de los grandesmisterios del camino contemplativo es el descubrimiento de que, apenas caen los velos de la separación, ese Dios que hemos estado buscandoya nos ha encontrado, nos conoce y nos sostiene en el ser desde todala eternidad.