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de KNEIPP, SEBASTIAN
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de KNEIPP, SEBASTIAN
El agua borra la mancha de tinta que ha ca¡do en la mano y limpia laensangrentada herida. Cuando, tras las fatigosas tareas de un caluroso d¡a de verano, te limpias el pegajoso sudor de la frente con aguafresca, parece que recobras nueva vida, el fluido cristalino refresca, vigoriza, y produce bienestar. No bien la madre percibe en lacabecita de su tierno hijo costras o cualquier inmundicia, se apresura a lavarla con agua fresca o templada, seg£n los casos.
Tres son las principales cualidades del agua, disolver, lavar, y vigorizar, que por si solas autorizan asentar el siguienteprincipio:
"El agua, en particular aplicada seg£nnuestro sistema hidroter pico, sana todas las enfermedades noincurables, en raz¢n a que las diferentes aplicaciones del aguatienden a desarraigar los grmenes de la dolencia y son susceptiblesde producir cualquiera de los efectos siguientes:
1. Disolver los grmenes del mal que existen en la sangre.
2. Separar y eliminar las sustancais disueltas.
3.Restablecer la circulaci¢n normal de la sangre as¡ purificada.
4. Vigorizar el organismo debilitado, devolvindole la actividad perdida".
Lo que aqu¡ se expone no son quimeras,hijas de una imaginaci¢n calenturienta, sino frutos que han maduradoal calor de la reflexi¢n, que si pueden parecer speros y duros a lagente preocupada, han de ser saboreados con placer por las personas de sano juicio. Lo que se expone basta para que pueda formarse juiciodel nuevo husped que llama a nuestras puertas, no se me oculta queunos le dispensar n favorable acogida y otros le cerrar n la entrada.
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