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de MARTINEZ, ALEJANDRO
de MARTINEZ, ALEJANDRO
Pone de relieve prácticas discursivas que conducen a un cuestionamiento de lo planteado; un discurso siempre en polémica con el propio y con el otro -el ajeno-, incitando a un constante hacerse. Unamuno crea un espacio poético, donde la imaginación y el diálogo desempeñan un papel primordial, estableciendo una comunicación ininterrumpida, cuyo valor consiste en presentar un discurso que garantice la búsqueda de nuevos significados. Su método no propone ninguna interpretación conclusiva, ni ninguna respuesta absoluta, sino que trata de lanzar los enunciados contra toda forma inmutable y estática. A lo largo de toda su obra, Unamuno, consigna la crisis en la que había caído la capacidad representativa del lenguaje, incapaz de expresar ciertos estados de conciencia, experiencias e intuiciones, al no ser éstos reducibles a un lenguaje simple y transparente. Su discurso intenta quebrar el marco de la representación, al comprender la imposibilidad de trazar contornos precisos en la realidad. Lo que sostiene su proyecto es la necesidad de perspectivas múltiples, la confrontación, en la que la palabra quede expuesta a interrogaciones infinitas, donde se manifieste lo nuevo, lo esencial y lo desconocido.