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de RODÍGUES MARTÍNEZ, ÁLVARO
de RODÍGUES MARTÍNEZ, ÁLVARO
Apenas recuerdo nada de los £ltimos mundiales. Yo los veo con
mucha atenci¢n -enfermiza, a veces- pero luego se me van porun
agujero de la memoria. Recuerdo el cabezazo de Zidane; yel gol
de Iniesta; y el 7-1 de Alemania a Brasil. Cosas as¡,de consumo
masivo. De aficionado de andar por casa. Pero yoantes no era as¡. Ser que me hago mayor y que ya no siento aquellafascinaci¢n. O que el tiempo se acelera y ya no
da tiempo arecordar. En 1982, sin embargo, todo era fascinante
ytranscurr¡a muy despacio, y por eso recuerdo aquel Mundial
como si lo hubieran disputado ayer mismo, sin apenas acudir a
las hemerotecas. El Naranjito se ha convertido en mi magdalenade Proust. Cada
partido trae su recuerdo del barrio, delcolegio, de los amigos, de
mi padre... El contexto pol¡ticode aquella Espa¤a que todav¡a no
era Europa. Mi infancia,resumida, que transcurri¢ casi toda en
apenas un kil¢metro ala redonda, en las tardes muertas.