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de GUY, JEAN-CLAUDE
de GUY, JEAN-CLAUDE
La misión primordial de la vida religiosa, tal como la presenta elConcilio, se define en función del Pueblo de Dios, para permitir aéste ser realmente lo que es. Al no pertenecer al orden de laejemplaridad, sino al del signo, la misión de la vida religiosa noconsiste en proponer un modelo o una realización más perfecta delideal evangélico (el religioso no es, por vocación, mejor cristianoque los demás), sino que consiste en erigirse en instancia dediscernimiento al servicio del Pueblo de Dios.Aunque no emplee esta expresión, podría afirmarse, en estaperspectiva, que el Vaticno II reconoce a la vida religiosa la función particular de ser "memoria evangélica" del Pueblo de Dios en busca de la ciudad futura.Así se expresaba el P. JEAN-CLAUDE GUY, jesuita reciente yprematuramente fallecido. Historiador, a la vez que maestro espiritual y cronista de nuestro tiempo, el P. Guy había dedicado su vida aescrutar la evolución y desarrollo de la vida religiosa a lo largo dela historia, con el fin de ayudar al actual y obligado discernimiento. Para él, la acogida del Espíritu y la crítica profética, junto a unaexperiencia de Dios y del mundo, son hoy más necesarios que nunca enla Iglesia.Todos cuantos conocieron a Jean-Claude Guy y asistieron a sus cursos y retiros encontrarán en este libro lo más granado de su pensamiento.Concretamente, su trabajo sobre la indentidad de la vida religiosaseguirá sirviendo de inspiración durante mucho tiempo.