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de ASH, VICTORIA
de ASH, VICTORIA
Ellas llegan, te enamoran y se van.
Te dejan en la mano un par de versos y un vacía en el alma lo suficientemente grande como para acabar el poema. Ése y otros cien.
Ellas tienen la culpa de que escribas. La culpa del desamor. De la guerra. Si me apuras, del hambre.
Están por todas partes y nadie está a salvo. Nadie está a salvo del amor. De sentir.
La culpa es de las musas por devolvernos a la vida cada vez que ésta se acaba...