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de GARCÍA, JOSÉ ANTONIO
de GARCÍA, JOSÉ ANTONIO
Un símbolo ayuda a pensar. Al definir la comunidad religiosa bajo ladoble imagen de hogar y taller -dice el autor-, he querido expresar en ella dos de sus dimensiones fundamentales: la de ser sacramento delamor de Dios, por sus vínculos de comunión hacia dentro, y la de seragente del Reino de Dios, por su acción misionera hacia fuera. No esque ambas dimensiones sean en absoluto separables. Comunión y misiónson funciones del reino de Dios y, por tanto, ambas son apostólicas.Se hacía preciso, sin embargo, distinguirlas, aunque sólo fuera anivel formal, poque cada una de ellas tienen su propio dinamismo ynecesita su original cultivo.El contenido de este libro se agrupa, pues, en torno a dos ejesrelacionados entre sí. El primero es la presentación de la comunidadreligiosa como hogar y taller a un tiempo. Ni sólo lo uno ni sólo lootro. La frustración le llega a la vida religiosa por vivir cualquiera de estos dos polos por separado. Comunidad dice relación esencial acomunión y a misión indudablemente experimentadas.El segundo eje es la afirmación de que, para mantener vivo y operanteel seguimiento radical de Jesús, por el que se define la vidareligiosa, es necesario que la comunidad juegue el papel de principalestructura de apoyo. La tensión misionera de los religiosos necesitaencontrar en la comunidad, y en su doble función, el ámbito humano yespiritual de su viviencia y desarrollo, porque "la fe de mis hermanos confirma mi propia fe".José Antonio García (48 años), nombrado director de la revista "SalTerrae", de la que ha sido redactor-jefe durante años, es experto entemas de "vida religiosa" y tiene actualmente a su cargo a unacomunidad de estudiantes jesuitas de teología.