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de SÁNCHEZ BARCELÓ, EMILIO
de SÁNCHEZ BARCELÓ, EMILIO
¿Fue nuestro cuerpo diseñado para un mundo que ya no existe? Durantemillones de años hemos habitado un planeta en el que la luz durante el día y la oscuridad durante la noche se alternaban de manerainmutable. Al principio el fuego y, mas adelante, artilugios deiluminación basados en la combustión de grasas, keroseno, o gas,fueron capaces de alterar mínimamente la oscuridad nocturna (setrataba de luz, como la lunar, de muy baja intensidad, y sin efectosbiológicos). Sin embargo, desde hace alrededor de cien años, apenas¡un milisegundo! en la historia de la humanidad, con generalización de las fuentes de luz eléctrica de alta intensidad, ¡hemos perdido laoscuridad natural de la noche! Hemos generado un nuevo contaminanteambiental. Hablamos ya de "polución luminosa".¿Puede, la luz nocturna, tener algún efecto sobre nuestra salud?¿Puede, por ejemplo, aumentar el riesgo de padecer cáncer, acelerar el envejecimiento, favorecer la obesidad o influir sobre el desarrollode algunas patologías? ¿Por qué pensamos que puede ser así?Todos los seres vivos disponemos de un reloj biológico que, en nuestro caso, está situado en el cerebro. Es como un microprocesador quecontrola la ritmicidad de todas nuestras funciones fisiológicas, paraadecuarlas anticipadamente a las necesidades previsibles para cadamomento del día y de la noche. Este reloj siempre ha estado controlado por la luz solar, la única fuente natural de luz de alta intensidad.Sin embargo, ahora, con la luz artificial nocturna "confundimos" alreloj biológico, enviándole señales "anómalas" que lo desajustan,provocando algo que denominamos "cronodisrupción". De esta manera,alteramos la programación de las funciones fisiológicas, con laposibles consecuencias anteriormente enumeradas. En este libro trataremos de estos asuntos, así como de los aspectospositivos (no todo es malo) de la luz artificial, relacionados con lasalud.