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de GONZÁLEZ VALLÉS, CARLOS
de GONZÁLEZ VALLÉS, CARLOS
El lenguaje que aprendimos de nuestras madres nos trae consigo unaconcepción del mundo y un manual de conducta que sigilosamente formannuestra manera de ser y de pensar. En español decimos: «A mí megusta», mientras que en inglés dicen: «I like it». Es decir, ellosponen en nominativo («I») lo que nosotros ponemos en dativo («a mí»).El nominativo denota la responsabilidad de quien lo hace, mientras que el dativo se usa de quien solo recibe algo de otros, es decir, elcambio de «yo hago» (nominativo) a «a mí me sucede» (dativo). Esaconnotación oculta está describiendo y reforzando una actitud, deresponsabilidad directa («yo hago») o de falta de ella («a mí mesucede»), sin que nosotros caigamos en la cuenta.Este es solo un ejemplo entre mil de cómo el lenguaje que usamos nosva formando el carácter que tenemos. El estudio de esa relación es lapsicolingüística aplicada, de gran influencia en nuestra vida yconducta. Una vez que entendemos esta relación, podemos usarlaprovechosamente para mejorar nuestra vida con el gran instrumento dellenguaje y para entender mejor a otros también, prestando atención allenguaje que emplean. El lenguaje es la clave de la conducta, paraentenderla y para mejorarla.CARLOS G. VALLÉS, SJ, cuya abundante producción hace inútil supresentación, es autor, entre otras muchas obras, de Viviendo juntos(8ª ed.), Dejar a Dios ser Dios (13ª ed.), Busco tu rostro (16ª ed.),Ligero de equipaje (21ª ed.), Al andar se hace camino (8ª ed.),etcétera. Su último libro en Sal Terrae lleva por título Asómate a miventana. 10 años en la Web.