¿Necesitas ayuda? Llámanos al 967 225 863
de CARDÍN GARAY, ALBERTO
de CARDÍN GARAY, ALBERTO
Las p ginas de este libro requieren una explicaci¢n. No tanto paraorientar su lectura con una interpretaci¢n a posteriori, como debidoa que muchas de las razones en ellas inscritas s¢lo parcialmente seejecutaron de manera consciente en el momento de su confecci¢n,hacindoseme claras algunas de ellas, en todas sus implicaciones, alreleer el conjunto. Y otras, en los meses que mediaron entre suterminaci¢n y el momento, cada vez m s retardado por m¡ mismo, dedarles su entrada en prensa. No me gusta corregir lo que escribo,salvo detalle de estilo, porque creo, como Valera, que cada escrito,a su cierre, representa un momento irremplazable del pensamiento ques¢lo con otro escrito puede corregirse. Hay en esta concepci¢n de laescritura un mucho del sentido m gico de la decisi¢n propio delobsesivo que en este librito, titulado, un poco a modo de conjuro,Como si nada, se ve¡a adem s triplicado: escrito a marchas forzadas,no como prueba de fuerza, sino a fuerza de dudas, por no quedar yam s tiempo para cumplir el plazo de una prueba, acab¢ convirtindoseen una especie de metanoia. Metanoia del sujeto de lo escrito, quecumpl¡a, punzado por el plazo que el yo urgido en busca de una pruebadel destino le impon¡a, un ciclo que ese mismo yo cre¡a ya conocer.Poco deb¡a saber yo, cegado por una herida narcisista, de lo que deantemano daba ya por adquirido, cuando llegado a mitad de su propiaprueba, se ve¡a repitiendo como interrogaci¢n para s¡ mismo lo quecre¡a ser un arma contra otros. ¨Quin ment¡a, quin era all¡ elignorante?