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En las numerosas y sinuosas cuevas de hielo y grietas glaciares del mundo de hielo acecha una sorpresa terrorífica y glacial: quien se pierda por aquí, tarde o temprano conocerá a la peligrosa araña de hielo. Aunque, en primer lugar, el invasor se enredará en las redes casi invisibles que despliega este desagradable rastreador. Después, la araña de hielo sale de su escondite en una grieta y con tan solo verla, a la víctima se le hiela la sangre en las venas. Siempre está en modo de ataque (algo que debe ser salvajemente agotador), con los pares de patas delanteros erguidos de forma amenazadora. Si la araña se encuentra rodeada en algún momento, mantiene la cabeza fría: con sus ocho ojos puede observar y rechazar a varios contrincantes simultáneamente. Los duelos no suelen durar mucho: con un solo mordisco, el adversario queda inmovilizado y sucumbe a un largo sueño de hielo.