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de RICARDO RIVERO ORTEGA
de RICARDO RIVERO ORTEGA
Las universidades han superado en el pasado circunstancias muy
difíciles: guerras, desastres, crisis económicas e incluso otras
pandemias. El recuerdo de la historia es suficiente para acreditar su
renacimiento ab ipso ferro (Fray Luis de León), con nuevo brío y
motivación. Quien se pregunte si es posible cambiar la Universidad,
debería saber que la principal característica definitoria de esta
institución es su inteligencia, capacidad que permite superar las
propias debilidades.
El futuro de la Universidad, en fin, no es un arcano, ni un misterio o
una incógnita. Mañana y dentro de un año, la próxima década y después,
las aulas volverán a reunir gentes; docentes y discentes se
reencontrarán. Los creadores de conocimiento lo mostrarán para beneficio
de sus destinatarios, jóvenes de mente y espíritu inquieto, quienes
seguirán estando aquí cuando los anteriores nos marchemos.
Así se mantienen las instituciones, gracias a personas convencidas de
su sentido, utilidad y acierto. Tantas organizaciones humanas hoy ya no
existen, han desaparecido, pero la Universidad permanece.